MEDIANÍAS S.A.
Vamos a empezar por un poco de historia, que nunca viene mal, más que nada para saber de dónde venimos, dónde estamos y dónde podemos llegar. Y también para meter algo de conocimiento en algunos cerebros vacíos.
El 25 de marzo de 1957 se firmaron en Roma dos tratados que daban existencia a la Comunidad Económica Europea (CEE) y a la Comunidad de la Energía Atómica (EURATOM). Los firmantes del histórico acuerdo fueron Christian Pineau por Francia, Joseph Luns por los Países Bajos, Paul Henri Spaak por Bélgica, Joseph Bech por Luxemburgo, Antonio Segni por Italia y Konrad Adenauer por la República Federal de Alemania. Hasta aquí muy bien porque el tratado proponía "establecer los fundamentos de una unión sin fisuras más estrecha entre los países firmantes. Con el paso del tiempo se fueron consiguiendo más uniones y ventajas a los ciudadanos que integraban los países después de muchas negociaciones y cesiones, que llevó en 1992 a la creación del mercado unificado. También hizo posible la adhesión de nuevos países al acuerdo, España lo hizo en 1986, que ha llevado a la actual Europa de los 27. Desde el principio se vió que una unión política europea era muy complicada, la crisis de la silla vacía con De Gaulle es un ejemplo de ello, pero se lograron importantes avances y acuerdos en otros temas: se crea el Consejo Europeo en 1975, el Parlamento Europeo en 1979, por sufragio universal y los acuerdos de Schengen en 1985 sobre la libre circulación de las personas.
Ocurre que con el sucesivo paso de los años las ideas iniciales se van difuminando y lo que prometía una zon de fuerte influencia político-estratégico-económica, que sirviera de balanza a USA y la URSS, cuando existía, pues se ha quedado en aguas de borrajas. Mientras los líderes europeos eran fuertes y sabían a que jugaban pues la cosa fue con un cierto viento a favor, a medida que estos líderes fueron desapareciendo siendo sustituidos por otros que no eran tan válidos como sus antecesores las cosas empezaron a complicarse. A ello hay que unir el nacimiento y posterior desarrollo de una casta político-funcionarial que cada vez ha cogido más fuerza en sus instituciones (Parlamento y Consejo) y que, ahora mismo, tiene como quién dice la sartén por el mango. Y en éstas estamos ahora, la cacareada crisis ha hecho asomar los eternos problemas europeos, consecuencia de 3.000 años zurrándonos la badana. Es decir, una patente y demostrada insolidaridad y una muy escas visión política de los acontecimientos históricos que se viven. Se han abandonado fundamentos esenciales que hicieron posible la Unión, un mal entendido concepto del llamado Estado de Bienestar, que lo que ha logrado es que se convierta en un Estado de Subsidios, se ha olvidado una raíz de valores sobre los que se basó Europa a lo largo de la historia que es el legado del cristianismo que, guste o no guste y a pesar de sus errores y malinterpretaciones, ha sido la base sobre la que han nacido todas las sociedades europeas y que ha sido "olvidado" en la última redacción de la Constitución Europea. Un concepto (Bienestar) muy lamido y poco evolucionado que ha permitido unas diferencias sociales, culturales y económicas que eran los problemas a resolver en 1958. Se trataba de que los ciudadanos integrantes tuviesen todos las mismas oportunidades independiente del país donde vivían. . Claro, ahora con la crisis, hay que apretarse el cinturón y entonces es cuando salen a relucir los diferentes conceptos que sobre ayudar se tienen. Los países del norte, ricos más o menos, no quieren seguir oyendo el tema de continuar pagando unas ayudas a los países del sur, porque piensan que lo dilapidan (lo cual es una gran verdad). Como muy mayoritariamente nuestros actuales gestores políticos son muy mediocres, empezando por Van Rompuy, Alston y continuando por Holande, Rajoy, Merkel,.... no son capaces de poner encima de la mesa ideas para salir de la crisis con algo más que no sea dinero. El valor de las personas en la actual Comunidad Europea es muy bajo, por no decir nulo. Y no se dan cuenta de que la única forma real de hacerlo es potenciando el conocimiento humano, o sea sacando lo mejor de los ciudadanos europeos, cuya confianza en esta gente es muy baja.
Mientras todo se siga viendo bajo el prisma de dinero, dinero, dinero, lo único que se logrará es que Europa se pierda el tren de la nueva sociedad que está naciendo y que las diferencias con las zonas activas, ágiles y dinámicas que comienzan a demostrar su poderío: Asia con China a la cabeza, el mundo latinoamericano, no hagan sino crecer día día.
Un repasito a nuestros padres fundadores no vendría mal.
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