lunes, 21 de enero de 2013

PITORREO MUNDIAL



El ciclismo, como deporte, ha estado siempre rodeado de una aureola de leyenda, épica y  lírica fuera de lo normal. Se dice, de los ciclistas, que están hechos de una pasta especial. Sus hazañas resuenan en la mente de aficionados o no, unidas a sudor, sangre, lágrimas, esfuerzos sobrehumanos, etc... y también a nombres geográficos míticos: Tourmalet,  Izoard, Mont Ventoux, Alpe d'Huez, Mortirolo, Stelvio,... Durante muchos años sus etapas televisivas eran seguidas con una expectación enorme, literalmente la hora de la siesta era la hora del ciclismo. Pero este maravilloso deporte ha estado perseguido siempre por un virus dañino: el dopaje.  Cuya máxima expresión y veremos sino es el final de algo, se ha visto engrandecida estos últimos días con el tema de Lance Armstrong.

Cuando empalmó siete Tour consecutivos la gente se llevaba las manos a la cabeza y se mostraba admirada. Un deportista que había vencido un cáncer y en un esfuerzo de superación personal que era alabado y magnificado, dejaba impresionado a todos los aficionados al ciclismo e incluso a los que no lo eran. Además vencía con una facilidad pasmosa y, por momentos, aplastante e insultante. Sin embargo, siempre se sospechó que "algo" no funcionaba, aunque nadie quería poner el cascabel al gato, pues el tío pasaba los controles antidopaje sin una sola mácula.  La cosa carecía de algunas lógicas elementales. Además creó una organización de lucha contra el cáncer que recibió millones de dólares en aportaciones, porque su imagen era perfecta. Todas las sospechas quedaban eclipsadas ante el peso de sus resultados, cierto que jamás salió del Tour, Giro y Vuelta nunca contaron con su presencia. 
Ahora, unos cuantos años después, todo ha saltado por los aires. Expoleados por una serie de antiguos compañeros suyos que estaban bajo sospecha y que rompieron la ley del silencio que imperaba, los investigadores cerraron el círculo sobre el tejano y éste, finalmente, ha tenido que salir en un programa televisivo de la más famosa entrevistadora mundial para, para decir, simple y llanamente que había engañado, que iba dopado hasta las uñas de los pies. No creo que su declaración fuera gratis.
La cosa tiene más guasa porque ahora todo el mundo implicado en el tema mira hacia otro lado. Empezando por la Agencia Mundial Antidopaje, cuyo ridículo mayúsculo no puede tapar su silencio y escaqueo. ¿Qué decir del Tour de Francia? Aquellos que le adoraban y, cómo ahora se reconoce, se volvieron de espaldas ante algo que conocían y permitían? Los reyes de la lucha contra el dopaje, el país con las leyes más restrictivas, que se vanagloria en decir que sus deportistas están limpios y los demás (españoles sobre todo) siempre estamos bajo su sospecha. Los que quitaron un Tour a Alberto Contador, sin demostrar nada, solo con indicios, pero que sonrieron de oreja a oreja cuando lo hicieron. ¡Nos habían pillado haciendo trampas! Todavía ni Francia como país, ni el Tour como organización, han dicho esta boca es mía. ¿No será que tienen mucho que callar? 
Les citaremos, para que sean un poquito más humildes, un refrán muy español:
  Nunca escupas al cielo, que te caerá en la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario