AÑO NUEVO, VICIOS VIEJOS
(O ETERNOS)
Ha comenzado el año con una buena dosis de agua, nieve y viento, que buena falta hace después de un año 2017 pésimo, desde el punto de vista hidrológico. Cuando comenzamos el año hacemos generalmente, propósito de enmienda. A saber: dejar de fumar, ir al gimnasio, aprender inglés, etc... buenos deseos que normalmente no pasan del mes de febrero. Todos los años comienzan con las uvas de la Igartiburu y el Ramontxu, ahora acompañados por los "modelos" de Cristina Pedroche. Y las fiestas navideñas (donde pase lo que pase, la casa se va por la ventana) terminan con la fiesta de la Epifanía, vulgarmente cabalgata de Reyes. Y los últimos años estas cabalgatas se han convertido en un campo de batalla entre los que piensan en ello solamente y los que opinan que a estos eventos hay que darles un toque de postverdad. Que sea una expresión de la multiculturalidad que, supuestamente, hay en nuestro país. Por ello, en algunas los Reyes son Reinas, en otras no hay camellos por lo de cuidar a los animales, en otras salen Drag Queen como ejemplo de pluralidad y cositas así. Vale, que con el tema de al libertad de expresión cuela todo lo que queramos, es posible, pero no perdamos los papeles. La Cabalgata de los Magos es una tradición cristiana con un mensaje muy claro; unos personajes sabios se arrodillan humildemente ante un bebé, por lo que significa. Venga, que en los evangelios no se habla de los nombres, ni que van en camellos, ni de sus colores de piel; eso es cierto, pero la tradición es la que es y quién quiera otra , que se invente una historia. No vale decir que es una imposición y tratar de ridiculizar porque sí. El respeto que piden para ellos, lo pido yo para mis creencias, que equivocadas o no, son mías y tienen el mismo valor que otras. ¿Porqué no hacen una parodia en el Ramadán?Toda la parafernalia consumista que a lo largo de los últimos decenios se ha desbocado y aquello parece un concurso de vamos a ver quién recibe más regalos, de los cuales los críos a las 48 horas ya pasan y eso está demostrado, es un aderezo creado por la multinacionales del comercio con la inestimable ayuda de los unos padres y madres para los que esta fiesta es un engorro y un despilfarro económico, como la creada de Papá Noel. Hemos convertido la Navidad es la gran fiesta del consumo, porque parece que eso supone una demostración de la fortaleza económica del país, hay que comprar lo que sea porque sí, ya que de esta forma ayudamos a la economía nacional y demostramos que lo de la crisis no es más que un bulo malintencionado. Además ya viene la cosa rodada con el Black Friday y el CiberMonday, muy inteligentes creaciones comerciales que nos hacen creer que necesitamos todos estos aparatitos para ser modernos y felices.
Menos mal que los niños, los verdaderos protagonistas de la fiesta, siguen teniendo una ilusión a prueba de todo y para ellos la lluvia de caramelos es su máxima aspiración. Nunca deberíamos de dejar de ser niños.
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