SUSPIROS (DE ALIVIO) EUROPEOS
Estaba toda la UE con el corazón un poco encogido esperando el resultado de las elecciones francesas. Y un gran suspiro de alivio se ha dado tras su resultado. Emmanuel Macron, un político que hace menos de tres años no pasaba de ser un ministro de Economía que abandonó a Hollande por no comulgar con sus ideas y que no tiene ni partido, ni organización, ni cuadros, ni nada detrás de su persona, ha rentabilizado al máximo el sudoku político francés que en los últimos años se había instalado en el país de la liberté, egalité y fraternité.
No es que sea un resultado inesperado, las reales posibilidades de Marine le Pen de ganar era literalmente nulas. Aunque haya recibido algunos apoyos de la ultraizquierda y de algunos sectores antieuropeos que no se sabe muy bien a qué juegan. Pero sabe que tiene un techo de cristal y más lejano de lo que parece. Se ha quedado por debajo del 37%, lo cual es un gran resultado pero muy lejos de su objetivo. Parece que su discurso xenófobo, antieuropeista y antiglobalización ya tiene un recorrido y no pasa de ahí. Ahora habla de refundar el Frente Nacional, lo que supone enfrentarse a su padre y fundador, renunciando a aspectos muy controvertidos. Ya han empezado a caer críticas sobre su gestión y la forma de llevar estas elecciones. Sin embargo el peligro de su populismo sigue ahí.
Para Macron lo gordo empieza ahora, con muy poca experiencia política y buscando un equipo de colaboradores para formar gobierno, debe recuperar la tradicional fuerza económica, política, financiera y moral que Francia siempre ha tenido y representado en Europa y en el mundo. Su primera gran prueba serán las legislativas de junio, donde puede ocurrir de todo, con la posibilidad de una Cámara muy fracturada. Su encendida defensa de Europa y sus valores en el discurso de agradecimiento ha supuesto una bocanada de aire fresco, pero los retos a los que se enfrenta son una tarea titánica, aunque no se puede negar que su victoria ha supuesto un dique importante ante los populismos que últimamente no hacen más que florecer en esta Europa de austeridad, cansancio y cierta desesperanza en la vivimos. Los ciudadanos europeos queremos otra Europa, otro concepto, la recuperación de valores apartados por una vorágine mercantilista que no nos lleva a ninguna parte, debemos recuperar esa Europa líder en ideas, solidaridad, esfuerzo y conocimiento. No podemos ser un simple peón en esta era de globalización que ya ha nacido. Nuestra supervivencia va en ello. El lema de Macron es En Marche!, pues todos a caminar.
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