miércoles, 8 de febrero de 2017

DOS CABALLEROS "MONSTRUOSOS"


La final del Open de Australia de tenis fue una delicia para los amantes de este deporte y para los amantes del deporte en general. Por el nivel tenístico de los finalistas y porque estos eran Roger Federer y Rafa Nadal. Dos fieras en la pista, cada uno con su estilo y dos caballeros fuera de la misma. A lo largo de la historia ha habido enfrentamientos que superaban el tema puramente deportivo. Nastase-Stan Smith, McEnroe-Borg, Agassi-Sampras, siempre suponían un extra motivacional para los contendientes y para el público. Pero lo ocurrido estos últimos diez años con el duelo del suizo y del balear supera todos ámbitos. Batallas titánicas en pista y "fair play" total fuera de ella. Siempre se han respetado como personas y como deportistas, preocupándose por los problemas que el otro pudiera tener y ofreciendo su ayuda para ello. Todo un ejemplo a seguir y para aprender. En los últimos tiempos Rafa le tenía comido el tarro a Roger, pero esta vez y después de unas cuantas derrotas, la victoria cayó del lado del suizo en cinco sets jugados al límite. De alguna forma, ambos ganaron. Rafa demostró que después de un par de años  plagados de lesiones está de vuelta, con ambición, con ganas y con fuerza. Roger porque, por si había alguna duda, es el mejor tenista de la historia, por títulos, por su elegante juego (ese revés a una mano...) y con 35 tacos sigue dando cursos de cómo se juega este deporte. Pero lo más importante es  la forma de gestionar tanto la victoria como la derrota, dando las gracias al rival por permitir que sus duelos suponga mejorar y crecer. No sé cuánto tiempo  nos queda por disfrutar estos duelos, mientras tanto admiremos a ambos y deseemos que el próximo tenga lugar pronto. Todos saldremos ganando. 

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