lunes, 15 de junio de 2015

Y SEGUIMOS CON LA LIBERTAD


En el nombre de la sacrosanta LIBERTAD  llevamos un tiempo perdiendo el "oremus". A todos se nos llena la boca de la susodicha palabra y en nombre de ella estamos dispuestos a (casi) todo. El problema reside cuando al lado de esa palabra no aparece la que equilibra la balanza: RESPONSABILIDAD. Una lleva aparejada la otra. La libertad no deja de ser un concepto un tanto abstracto que todo ser humano lleva en su interior y que va ligada a la propia voluntad. Muchas veces la palabra libertad la asociamos o circunscribimos al tema político, en lugar de hacerlo al tema vivencial. Libertad política y libertad individual son conceptos que no deben necesariamente ser consecuencia uno de otro. Incluso la libertad absoluta no deja de ser un término utópico. Vivimos en sociedad, en consecuencia con unas leyes que "obligan" y por tanto "coartan" nuestra libertad, para ganar una libertad colectiva. O algo parecido a libertad, que más bien es "seguridad".
Viene todo esto a cuenta del caso del niño aquejado de difteria porque sus padres en uso de la libertad individual habían considerado que no era necesario vacunarle. Después de casi 30 años se vuelve a tener un caso en España. Y han surgido las consabidas discusiones y pláticas sobre el derecho de los padres a decidir como educan a su hijo. Vale, hasta aquí de acuerdo, pero ¿qué pasa cuando el problema pasa a la sociedad? Este niño no está vacunado y por tanto es factible de contagiara otros niños de su entorno ¿De qué libertad estamos hablando? ¿De la del niño,  la de los padres o  la del resto? Si la libertad de una persona pone en peligro la de otros ¿es justa? 
Los padres, que en nombre de su libertad decidieron no vacunar, ahora dicen que se sienten engañados por los colectivos antivacunas y que no conocían sus consecuencias, por lo que consecuentemente piden a los responsables sanitarios (Generalitat catalana) que solucionen el problema. O sea, que ahora que veo las orejas al lobo pido ayuda al pastor, es decir la sociedad (Estado) para que ponga sus medios humanos, materiales y económicos para remediar un problema que yo he creado. Perfecto, y desde luego impensable que las autoridades no hagan todo lo posible por realizar su tarea, pero en justa correspondencia, sería también deseable que el tratamiento o parte del mismo fuera sufragado por los padres, ya que el Estado debe tener la libertad de exigir a los ciudadanos su responsabilidad.
Es un tema complejo y ante una vida humana no valen dudas, no es misión (ni conocimiento) de este blogger teorizar sobre si las vacunas son inocuas o no, pero si tengo como ser humano la obligación de conocer cuál es mi libertad o mi visión sobre la libertad humana. Quizá sería una buena asignatura que debería ser estudiada en los colegios desde la más tierna infancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario