NO PESTAÑEAR O NO SE VE
Es el hombre más rápido de la historia, corre tan deprisa que
si uno mira hacia otro lado un momento puede no enterarse de nada. Casi le
pueden poner una multa por exceso de velocidad en la pista, es adorado por la
multitud, es simpático, cachondo, juerguista y… jamaicano, es Usain Bolt, el
hijo del viento. Un hombre capaz de sentar frente al televisor a tanta gente
como un clásico de futbol, solo para verle dar esas zancadas tan largas, tan
elegantes que parece no tocar el suelo, de verlo ganar casi insultando a sus
rivales y de verle sonreír como quién no ha hecho nada. Recordman de 100 metros
y de 200 metros, su presencia en los Juegos de Londres era una incógnita, se
había clasificado 2º en los Trails jamaicanos, parecía que no llegaba en su mejor
forma, pero fue aparecer en la pista y cualquier atisbo de duda quedó despejado,
no había nada que hacer para sus rivales, Usain quería ser leyenda y ¡vaya si
lo ha conseguido! Pero lo que llama la
atención de este tío es su forma de ser, de actuar, de filosofía de vida, de no
tomarse tan en serio lo que hace y de disfrutar a tope. Siempre una sonrisa, un
gesto gracioso a la cámara, frente a la tensión más o menos contenida de sus
rivales, pero esa mirada fija en el horizonte, en la meta, una mirada
escrutadora y felina a su alrededor como queriendo decir: “ lo siento chicos,
pero corréis por la segunda plaza, la primera tiene dueño “. Espero que aguante
unos años más y en los próximos Juegos Olímpicos volvamos a detenernos frente
al televisor, sin pestañear o no lo veremos.
Tremendo el detalle de la entrevista con la periodista
española, parando la misma y obligar a escuchar el himno de alguien que había
ganado. Respeto por el vencedor y respeto al país que representa, un ejemplo
que quizá en la piel de toro hispana no está muy arraigado.
¡ ERES GRANDE USAIN BOLT !