GLORIA OLÍMPICA HISPANA
Acaban de finalizar los Juegos Olímpicos y la delegación española ha salvado los muebles, por los pelos, en los últimos días. Al final se han conseguido 17 medallas, lo mismo que en Londres aunque con una salvedad, hay 7 medallas de oro. Y también como en Londres, el sector femenino ha sido el gran estandarte del deporte olímpico y los éxitos. Desde Mireia Belmonte, pasando por los gritos andaluces de Carolina Marín, la fuerza de Lydia Valentín, la bajada de aguas bravas de Maialen o el superbasket de las chicas, terminando con ese salto de Ruth Beitia, la belleza de la rítmica, la fuerza de Eva... las chicas españolas han sido las grandes animadoras y las que han llevado a los espectadores a las mayores celebraciones por sus éxitos. El dramático bronce del basket masculino nos hizo valorar aún más las agradables medallas y victorias del remo, donde nuestros deportistas han dado el do de pecho. El éxito de Joel en taekwondo y el de Coloma en mountain bike son el premio al esfuerzo y la dedicación de muchos años. Quiero dejar para el final, muy expresamente, la medalla de los 110 metros vallas del cubano nacionalizado Orlando Ortega, por su forma de celebrarlo y agradecer lo conseguido. Lo de Rafa Nadal es un suma y sigue, esta vez acompañado por su gran amigo Marc López; sólo el cansancio y un calendario aberrante le impidieron conseguir una medalla más. No se si este acopio de medallas es mucho o poco, si quedar en el puesto 14 es una consecuencia directa del nivel deportivo del un país copado por el deporte rey, el fútbol, que ni siquiera participó en los Juegos o es el resultado de una suerte tremenda en tener una serie de deportistas, hombres y mujeres, con un talento descomunal que realizan, durante años, horas y horas de entrenamiento, de sacrificios en silencio, en soledad, fuera de los grandes focos periodísticos y que tienen que mendigar, muy a menudo, una ayuda para poder competir de igual a igual con rivales de otros países con unas facilidades humanas, materiales y económicas superiores y que los nuestr@s tienen que suplir a base de otras cosas. En este período olímpico hasta los próximos Juegos sería muy deseable una auténtica política deportiva, que nazca en la base y se vea reflejada en ayudas, tanto públicas como privadas, que permitan una vez en Tokyo volver a disfrutar de dos semanas de auténtico deporte y orgullo nacional. Con esta inversión unida al más que visible potencial humano que tenemos mejoraremos sin ninguna duda.
Tanto a los que han logrado medalla, como a todos los deportistas españoles que han participado en Río 2016:
¡¡¡ MUCHAS GRACIAS !!!