JOLGORIO NACIONAL (y lo que queda)
El espectáculo que están dando nuestros políticos en este último mes es para mear y no echar gota, por no decir que había que cabrearse y pedir daños y perjuicios como ciudadanos y como país. Lo cual también es una muestra irrefutable del cateto, infantil, inculto y estrambótico sentido democrático que los españoles, TODOS, tenemos. Es una democracia de cartón-piedra, consecuencia de una falta de valores morales, éticos, educacionales y de las normas más elementales del sentido común. Aquí no se piensa en el contrario como rival, sino como enemigo y consecuentemente hay que vencerlo y aniquilarlo. Nos ha tocado, además, la fauna política más mediocre y culturalmente más negada de la Historia de España, lo cual y viendo algunas "joyas" del pasado tiene su aquél. Si esto fuera una democracia de verdad ya estarían las calles llenas de ciudadanos y ciudadanas responsables pidiendo la cabeza de los que ahora están intentando (es un decir) llegar a acuerdos para sacar un gobierno adelante. Con unos periodistas más pendientes de la sopa boba que de informar de verdad, con una justicia que no se muy bien como definirla y un montón de gente viviendo y chupando del bote en muchísimos lugares, públicos y privados, sin dar un palo al agua y sin aportar absolutamente nada a la sociedad.
Esto de hoy negocio con éste, me salto mi ideología a la torera, no pacto con éste o aquél porque no y punto, me alío con el mismísimo diablo con el tal de tocar poder, no soy capaz de poner unos bases mínimas con nadie después de cuatro años perdidos disfrutando de un poder con el que debería haber realizado las reformas que le país necesita, o peor aún quiero quedar bien con todo el mundo, para al final no quedar bien con ninguno, CON ESTOS MIMBRES ES CON LO QUE SE ESTÁ "DIALOGANDO". A los españolitos y españolitas de a pie, que nos parta un rayo.
Me pregunto que pasaría si hubiera nuevas elecciones (algo nada imposible) y el 80% de los españoles nos quedáramos en casita y votáramos en blanco. Sólo para demostrar que somos personas y no siervos de esta casta político-financiero-económica-comunicativa que nos está llevando al absoluto desastre.
No quiero acabar sin referirme al espectáculo de Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez en la gala de los Goya de ayer; alguien debería haberles avisado de que los protagonistas eran otros y no ellos. Fue patético, de verdad.